La facilidad de transmitir, comunicar y revivir épocas gracias a los documentos que se han preservado a lo largo del tiempo, junto con las tecnologías que permiten hacerlos públicos a cualquier usuario con intereses particulares, y, por supuesto, el medio para poder acceder a estos contenidos,me traen esta noche a escribir esta entrada.
Esto nos remite a finales de los años 60’s en Colombia. En pleno apogeo del Hipismo en el país, algunos de los músicos de «la nueva ola» buscan la manera de generar nuevos sonidos y ven en los ritmos locales una ruta todavía por explorar. Uno de los episodios más representativos de estas exploraciones sonoras está a cargo de Roberto Fiorilli, uno de los percusionistas más destacados de la escena bogotana, quien junto a Jaime Rodríguez y Marco Giraldo conforman la agrupación La Columna de Fuego.
Para 1972 lanzan un sencillo bajo el sello Polydos en donde se incluye la primera cación que une el sonido del rock con los ritmos tradicionales del folclor colombiano, La Joricamba, tema tradicional del pacífico. Para 1973 el trío se había convertido en septeto cuyos miembros eran hijos de reconocidos folcloristas del país, entre ellos Daniel Basanta. Con esta formación y junto con Leonor González Mina se embarcan a una gira por Europa.
A continuación una grabación rescatada de su visita por Alemania.
Al finalizar la gira decidieron probar suerte en Europa, se establecieron en España y produjeron bajo el sello RCA el disco llamado Desde España para Colombia. Las cosas, al parecer no pintaron muy bien, intentaron con otra producción, la cuál se titulo Que viva la salsa. Para ese entonces R. Fiorilli no se encontraba entre la formación. La agrupación se convirtió en La Banda salsa, dando fin a La Columna de Fuego y su momento en el rock colombiano.
Firewall creado por Aaron Sherwood en colaboración con Mike Allison. Consiste en una instalación interactiva compuesta por una hoja estirada de spandex (Elastano) que actúa como una interfaz de membrana sensible a la profundidad a la que la gente puede empujar. Al interactuar con esta membrana se crear imágenes y música de acuerdo al movimiento que se genera. Una manifestación muy interesante para interactuar con medios digitales a través de sensaciones físicas.
Revisando algunos temas para futuros eventos o clases magistrales, me topé con proyectos que incentivan el desarrollo de habilidades «tradicionales» en contextos académicos, pero, con el uso de herramientas web. Un ejemplo que cayó recientemente en mis manos es El QuijoTweet por parte Sergio Tejero. El proyecto busca que un grupo de estudiantes logren resumir el Quijote en documentos de texto compartido y mensajes a través de Twitter.
Hace un par de años también conocí unos documentos que resumen algunas de las grandes obras universales en vídeos de no más de dos o tres minutos, esto a propósito del libro que he iniciado una y otra vez sin llegar a su final… Pero de él basaron la película Blade runner y el siguiente vídeo:
¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas? Título del libro, del autor Philip K. Dick. ¿De cuántas maneras puedes leer una obra? Sin importar la cantidad, veo entretenido el hecho de que distintas personas trabajaron para mostrar piezas «originales» sobre un original. Una multiplicidad de manifestaciones en distintos medios; aquí se presentan tres de una misma obra ¿Cuántas más crearán? y no menos importantes ¿Qué nos dice cada lectura, en cualquier medio?
Debido al furor que han causado los discos de vinilo en el laboratorio de hiperterminal.com, y las perlas que se han rescatado, no me ha quedado de otra que ver qué más hay detrás de estas producciones sonoras. Gran parte de lo que hemos conocido se lo debemos a un sello discográfico ingles que se ha dedicado a recuperar y reeditar las joyas perdidas del sonido tropical y afro desde África a América.
Además del sonido me encontré con un par de entrevistas que merecen especial atención, especialmente a los interesados en la música popular colombiana y sus promotores
Actualmente Michi Sarmiento está enrolado en Ondatrópica, quienes hace poco regresaron de una gira por Europa. Nos parece muy interesante la idea de esas breves entrevistas en donde los protagonistas cuentan su historia en un contexto determinado ¿quién más podrá decir «yo nací con el Merecumbé»? Sin embargo, qué pasará con aquellos que ya no están con nosotros y dejaron su rastro en la historia ¿qué pasa con ese conocimiento y la información para que otras generaciones puedan seguirlos, conocerlos, por lo menos? o ¿Existe esa información? y si existe ¿en manos de quién está?
Andando por la web pasan cosas, este vídeo me pareció interesante y quise compartirlo. Espero que no llegue la muerte por navegar constantemente, o por compartir…
Internet me sirve para conectar cosas. Escribiendo este blog he encontrado el inmenso valor de los contenidos locales, por eso creo que Internet es un muy buen espacio para documentar realidades locales.
Mi vida ha cambiado radicalmente. Cambié de trabajo y terminé (por el momento) la universidad, por lo que mi rutina se vió bastante afectada. No es que haga menos cosas, es que debo buscar nuevas. Cambié «Hiperterminal«, un proyecto sobre Ciencia de la Información y Bibliotecología por «Nomono«, un proyecto más amplio, que incluso absorbió al primero. Mientras estaba en esta transición ví el siguiente video, que habla de retos de 30 días.
Pensé en las cosas que me gustan y las que dejé de hacer. Me encanta escribir y bloguear, pero mis últimos cinco años me la he pasado escribiendo sobre ciencia de la información a pesar de que otros temas también me causan curiosidad. Mucho antes blogueaba sobre otras cosas, por ejemplo graffittis, en un administrador de contenidos que desarrollé con mis propias manos, en un proyecto llamado «Novenopiso» que ya abandoné. Pensé que quería escribir de nuevo sobre graffittis y eso lo mezclé con mi interés por la recuperación de información no textual. El resultado: Cartografías gráficas, el reto: mapear un graffitti diario por 30 días y escribir algo sobre él. El resultado: este mapa.
Terminé mi «reto de los 30 días» varios días después. Encontré otras formas de acceder, clasificar y guardar información georeferenciándola. Agregué imágenes de cuatro países diferentes, con fotos que tomé (se nota porque varias están desenfocadas) y me recuerdan una historia que narro en cada post. Esto me hace pensar ¿qué otras cosas puedo cartografiar? Con este proyecto entendí que la ciudad puede ser un museo. Mediante las cartografías gráficas puedes guardar estas obras en la memoria, porque he visto cómo varias de ellas se las lleva el tiempo, o son borradas, o les ponen algo encima.
La pregunta me sigue dando vueltas en la cabeza: ¿Cómo recuperar información no textual?
La idea de esto es que cualquiera pueda agregar las imágenes que le gusten, mapearla y narrar su historia. Aún no sé cómo hacerlo más participativo. Si bien dejo la rigurosidad de mapear cosas a diario, aunque espero seguir haciéndolo, me doy un poco de vacaciones por el momento. Para hacer esto uso Open Street Map, un sistema de georeferenciación libre. Aporté al plugin de WordPress con su traducción al español luego de intercambiar algunos correos con Robert, su creador. Desde hace un tiempo desconfío de Google y quisiera apartarme lo más que pueda de sus servicios o al menos saber que puedo sobrevivir sin ellos.
Por otro lado me dí cuenta que muchas cosas funcionan con disciplina. ¿Qué reto de 30 días te gustaría probar?
En una de mis clases con Pablo Arrieta estuvimos hablando de podcast, audiolibros y sobre lo agradable que sería ir escuchando un libro mientras te mueves en el transporte público en vez de ir haciendo mala cara. Uso twitter en clase y apareció un comentario de Mauricio Duque, @elpalabrista recordándome sobre su blog (recomendado, por cierto) Lecturas de Tabaquería. He de confesar que nunca voy a olvidar el día que escuché Embargo, de José Saramago mientras estaba inmóvil en un Transmilenio atiborrado de gente. ¿Acaso hay una situación en la que te puedas sentir más identificado con esta lectura? Aquí dejo el podcast, por si quieres escucharlo:
Entre la conversación que fluía en clase y además a través de twitter recordé eventos como «Comparto mi voz y mis ojos» de la Biblioteca Luis Ángel Arango en Bogotá (aquí una invitación al evento), una actividad donde voluntarios comparten con un café la lectura en voz alta de algunos libros. La verdad nunca he asistido a estas sesiones pero me pregunto si las graban. ¿Por qué no hacer un podcast con estas lecturas? De esta forma las lecturas no se quedan únicamente en este espacio y tiempo, sino que pueden revivirse en distintas ocasiones y lugares. Muchas bibliotecas hacen podcast para sus usuarios. Aunque es algo de lo cual he hablado en algunos talleres que dicto, creo que es algo con mucho potencial que no se ha desarrollado lo suficiente en Colombia (espero que no ocurra igual en otros lugares ¿Algún podcast de lecturas o bibliotecas en español que me recomienden?).
Una de las cosas que me haría muy felíz es que los podcasts también se subieran a LibriVox (Recomendada por Pablo Arrieta), una plataforma que permite descargar o subir audiolibros en dominio público (para no tener líos con el derecho de autor, aunque no deja de sorprenderme lo que muchos hacen «por el fomento de la cultura«). De esta forma la biblioteca se haría algo de publicidad en esta plataforma y no sólo usuarios de la biblioteca en Bogotá se beneficiarían de las lecturas en voz alta que realizan. ¿Y por qué no invitar a Mauricio a hablar de sus Lecturas de Tabaquería? Ya tiene una buena experiencia haciendo podcasts y sería muy interesante que la biblioteca tuviera en cuenta su trabajo.
Hace unos meses atras me contactaron Adriana Gómez y Emilia, al parecer dos estudiantes de biblioteconomía (en México, creo) y me hicieron la misma pregunta: ¿Cómo crees que es el desarrollo de colecciones en el futuro? No soy bueno para predecir el futuro, pero creo que soy bueno encontrando información que otros ya han publicado para luego dar mi idea de la situación; así que aquí va. Como no tengo mucho qué discutir sobre el desarrollo de colecciones en bibliotecas físicas me centraré en el desarrollo de colecciones para bibliotecas digitales.
Para empezar ¿Qué es desarrollo de colecciones?
Creo que el desarrollo de colecciones es la forma inteligente para aumentar los contenidos que ofrece una biblioteca. Incluye la adquisición de materiales (libros, películas, etc. por medio de canje, donación o compra) o suscripción a publicaciones seriadas o bases de datos para ofrecerle a sus usuarios información pertinente para suplir sus necesidades de información. El desarrollo de colecciones debe hacerse de manera inteligente para no adquirir todo lo que una editorial pueda ofrecerle a una biblioteca, sino lo que sus usuarios más necesiten o más puedan consultar. El desarrollo de colecciones es lo que hace que una biblioteca ponga a disposición de sus usuarios documentos de calidad y no se llene de best-sellers, libros muy populares y vacíos como hay muchos.
¿Cómo cambia el desarrollo de colecciones en tiempos de bibliotecas digitales?
Algo que sin duda afecta el desarrollo de colecciones es la Iniciativa de Acceso Abierto de Budapest (aquí una versión en español) que aumenta vertiginosamente la producción de contenidos científicos debido a que los investigadores ya no tienen que pagar por ser publicados, sino que la pondrán a disposición de otros investigadores para que compartiendo sus conocimientos, la ciencia avance mucho más rápido ojalá de una manera gratuita (o al menos mucho más económica). Hay una excelente introducción al acceso abierto en este documento de Peter Suber que además muestra cómo las publicaciones de acceso abierto cuentan con revisión de pares, bajo moedlos sostenibles.
Por otro lado, como es apenas lógico que una publicación gratuita tenga muchos más lectores que una publicación pagada, empiezan a jugar otras variables para saber qué tipos de contenidos deben alimentar nuestra biblioteca digital. En el documento «Estadísticas para repositorios: sistema métrico de datos en Digital.CSIC» podemos ver que un documento puede adquirir relevancia no sólo por su índice de impacto (cuántas veces ha sido citado un documento por otros autores), sino que pueden ser útiles datos como la cantidad de veces que un documento ha sido descargado. Estadística que podría darse mucho más rápidamente que el factor de impacto que se calcula al paso de un par de años. Además hay que tener en cuenta que los catálogos pueden interconectarse y nuestros usuarios pueden provenir diversas instituciones. Si a esto le añadimos la ubicuidad de la red, tenemos la capacidad de borrar las fronteras geográficas que nos separan y tener otras barreras como la de idioma o acceso a tecnologías.
En conclusión creo que el desarrollo de colecciones está siendo ampliamente afectado por los contenidos abiertos. Que los encargados de desarrollo de colecciones deberían fomentar ecosistemas de información abiertos para adoptar las ideas del acceso abierto, sus ventajas y principios y dinamizar así el conocimiento. Que aunque existen muchos contenidos pagos o cerrados, los contenidos libres tienen muchas más opciones para replicarse y generarse que los contenidos cerrados y es algo que en el desarrollo de colecciones debe tenerse en cuenta. Al fin y al cabo lo que se buscan son contenidos de calidad para nuestros usuarios y estos pueden estar tanto en sitios cerrados (como costosas bases de datos de suscripción) cono en repositorios abiertos.
Si bien imagino que este post tardó mucho más de lo que debía, lo escribí gracias a Adriana y Emilia, a quienes les agradezco por contactarme y animarme a escribir sobre el tema.