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  • Custodia Urbana

    Con esté vídeo recordé transitar por distintas calle en la ciudad [Bogotá]  y encontrar construcciones un poco deterioradas y, al parecer, olvidadas o dejadas ahí, sin más. Muchas de estas construcciones, por lo menos en el centro histórico de la ciudad, tienen una pequeña placa que dice algo así como: Inmueble de interés Cultural – o común, o público –  En algunas ocasiones me detengo a observarlos y por lo general tienen las ventanas rotas, en su interior se puede ver [cuando no está tapizado en su interior] grandes espacios cubiertos por una maleza abundante y algunos con decorados extraños pero casi en ruinas. Las fachadas opacas y los tejados originales caídos o muy agrietados; a algunos les han puesto una especie de techo en falso sobre la estructura con la intensión, seguro, de proteger el original así sea un poco.

    Pero lo más importante y lo que no se ve es un gran ¿por qué son construcciones de interés cultural? ¿Qué pasó ahí? ¿Quién vivió ahí? ¿Quién lo construyó? O ¿cuántos años lleva de estar en pié en ese sitio? Supongo que alguna pista se encontrará entre los documentos del Instituto Distrital de Patrimonio Cultural o el Archivo Distrital de Bogotá. ¿Y qué pasa también con las construcciones en otros sitios de Bogotá? Sería interesante poder contactar a los propietarios y crear Casas Culturales o Bibliotecas comunitarias. El primer caso que se me vino a la mente y que se está llevando a cabo en la ciudad es el del Matadero Distrital. ¿Por qué no replicar este caso a diferentes escalas y en diferentes barrios/sectores de la ciudad?

  • Bajar internet al mundo físico

    Al ver cómo han cambiado las cosas por lo menos en esta década con internet recordé las palabras que encabezan este post, lo que se refiere a bajarse internet, descargarlo al mundo análogo, a lo físico. Esa idea la escuché de un grupo de personas muy atentas a las actividades colaborativas, el acceso abierto y todas estas cosas, la gente de Platoniq.

    Esa idea me quedó sonando y la verdad creo que es una buena alternativa, pero ¿qué implica hacerlo? o ¿para qué, si hay un montón de cosas por las cuales amamos a internet tal como va? Pues bueno, si lo pensamos hemos trasladado muchas de nuestras actitudes cotidianas al entorno digital y las hemos dejado desarrollar allí. La socialización, en algunos casos, la solución adecuada a un problema (o muchos) lo que implica trabajo en equipo, búsqueda de información, la selección adecuada de la información y la creación y transferencia de nuevos conocimientos. ¡Ya está! pero ¿cuál es el problema? El problema lo percibo como la idea general de que lo que se maneja en un entorno digital y lo que ocurre en uno análogo son dos mundos totalmente diferentes que no se relacionan entre sí;  lo que se me ocurre es que esa diferencia es de este tipo, por ejemplo: si lo llevamos a campos cercanos, en la educación. Si se enseña algo para la vida pero en un entorno totalmente aislado del mundo real ¿qué se está enseñando? Si los ciudadanos de ahora y del futuro necesitan aprender a resolver sus problemas en comunidad, en sociedad, pero los educan para ser individualistas y competitivos ¿qué ciudadanos tendremos? Si tenemos en cuenta que después de clase (o durante) los estudiantes se relacionan entre sí, comparten información y se ayudan para resolver problemas, tareas o trabajos académicos.

    Lo mismo pasa con las tecnologías y el uso de información; si hablamos de encontrar buenas fuentes, de usar adecuadamente la información, de explorar e investigar con estos poderosos recursos a los que podemos acceder desde la web, pero  se restringe el acceso a la información o a ciertas páginas en instituciones educativas y algunas bibliotecas… ¿Cómo podemos apoyar o fortalecer el desarrollo de las habilidades que han crecido en internet y que son tímidas en lo análogo? — Esto me lleva a pensar en una extensión de actividades que se realizan entre visitantes frecuentes de bibliotecas y bibliotecarios (o Bibliotecólogos, como se prefiera) y en cómo se relacionan, en cómo se puede generar aprendizaje accidental o conocimiento por azar, en cualquier momento y lugar. También el miedo que parece existir ante la avalancha digital y el posible olvido de las bibliotecas, que es un factor a tener en cuenta y que existen personas que lo tienen presente, aunque sabemos que es difícil que suceda.

    Creo que ese miedo se superaría si se piensa en el espacio físico, en el lugar en donde se puede crear comunidad, un sentido de pertenencia. En donde se pueda compartir intereses en común con otras personas y en donde se pueden arrastrar aspectos de lo digital que nos ayuden con nuestras actividades análogas, ver nuestro entorno como un laboratorio que crece y se expande, así suena mejor ¿no?

    Ya que está la intención lo que queda es transformarla en acciones.

    NOTA:

    El sonido que introduce esta publicación es el generado por las conexiones Dial Up, o como lo suelen llamar, el antiguo sonido para conectarse a internet. Antaño, para poder conectarse se necesitaba de un módem que realizaba una llamada telefónica a otros ordenadores conectados a un número específico en la red telefónica. Los sonidos que se producían se generaban debido a que las líneas telefónicas eran análogas, por lo tanto el módem emitía y recibía señales en distinta frecuencia que eran moduladas y convertidas en datos digitales. Como lo recuerdo, no siempre se lograba una conexión exitosa y por lo que ahora sé se debe a que estas señales debían verificar (según lo encontré acá):

    • Señal de línea disponible
    • Tonos de llamada al número de destino
    • Grupos de señales de las distintas velocidades a las que puede comunicarse el módem, para elegir más rápida y óptima
    • Intercambio de datos sobre el modo de llamada (SYN-ACK)
    • Comprobación de velocidad
    • Modo Duplex (comunicación simultánea en ambos sentidos)
    • Conexión aceptada
    • Y datos

    Con este último ya se contaba con acceso a internet y todo un nuevo universo.

  • El protagonismo de las bibliotecas a través de los ojos de un despistado

    Mientras revisaba un documento relacionado a la llamada alfabetización informacional y el rol de las bibliotecas frente al uso de las TICs por alguna razón empecé a recordar mi relación con las bibliotecas en distintos momentos de mi vida, desde muy chico hasta este momento en el que me encontré a media noche leyendo sobre el tema estando a un paso de ser profesional en esta área…

    Las letras que se plasmarán a continuación serán parte de una reflexión temprana y sobre la marcha del texto. ¿Cuál ha sido el papel de las bibliotecas en estos 22 años de descubrimiento y aprendizaje?

    El primer recuerdo que cargo de una biblioteca llega a una escuela rural situada en una vereda la cual su nombre he olvidado a las afueras de Fusagasugá, Cundinamarca. Lo primero que pregunté fue ¿qué es este lugar? mientras acompañaba a mi mamá a sacar unos cuantos textos escolares de un cuarto pequeño, húmedo, con un par de estanterías y un montón de cajas apiladas. El cuarto permanecía bajo llave, también guardaba un computador que no tengo claro si lo vi alguna vez en funcionamiento o sólo  como un chechere más de la habitación, seguro producto de alguna ONG.

    Más adelante, cuando inicié mis estudios en la escuela primaria escuchaba a los más grandes hablar de reunirse en la biblioteca, me parecía un lugar más bien extraño en dónde sólo podías entrar cuando se fuera más grande y se estuviera en un grado académico más alto. En esos años teníamos un estante en el salón en donde se dejaban los libros y demás útiles de trabajo para el grado que se cursaba(se incluían colores, tijeras, temperas, el tarro de los punzones, pinceles, pegamento y un delantal). Al finalizar el año cargábamos con todos esos útiles sobrantes y los libros a casa, trabajo pesado aquel.

    Mi lugar de castigo, de adelantar (o copiar) trabajos y de no poder reír o molestar con mis amigos llegó en los años del bachillerato. Era el lugar menos llamativo del colegio. El bibliotecario media más de 1.80cm y tenía un rostro duro, una espalda ancha y un humor de los mil diablos; fuera de los gritos de silencio y reclamo a los estudiantes no le escuche una palabra en un tono moderado o en una conversación. La biblioteca hacía parte de una sola sala. Gran parte de ella estaba ocupada por mesas unidas en forma de «U» y sillas, uno que otro pupitre; una parte pequeña estaba ocupada por estantes y el escritorio del bibliotecario. Los estantes se encontraban bajo llave, la única vez que pedí libros fue para llevarlos a clase, me los entregó luego de ver la nota de la profesora que los solicitaba. Textos básicos sobre ciencias sociales, ciencias naturales, matemáticas y atlas geográficos.

    La primera vez que visité la biblioteca pública del pueblo fue en ese mismo periodo, para hacer algún trabajo. Me gustaba ir a ese sitio porque quedaba en un parque algo oculto que unía la sede del SENA y la casa de la cultura en donde se veían siempre personas tocando algún instrumento musical o dibujando o haciendo piruetas en la hierba. Bueno, entrando a la biblioteca ya las cosas cambiaban, era como en el colegio pero algo diferente; la bibliotecaria era más amable se veían estanterías móviles lejos del público y unos estantes fijos con libros de referencia. Fueron pocas las visitas que le siguieron a esa biblioteca de mi parte. Luego llegó Encarta y una filtración de una clave para acceder a internet, en el colegio eramos muy pocos los que nos entreteníamos hablando sobre el ruido que hacía el equipo al tratar de conectarse y la información que encontrábamos, principalmente sobre temas de anime, animaciones en flash, juegos e información sobre grupos musicales y páginas con información para resolver los trabajos académicos.

    De bibliotecas nada, se mejoró la conexión a internet llego la banda ancha y ya el ruido en el teléfono para acceder a la red fue desapareciendo, ya era más rápido. Youtube me molestaba por la poca cantidad de vídeos que tenía, la mayoría en ingles y poco entendía. Soulseek  fue la luz, compartir información a cambio de información de tu interés. Música, Comics y charlas con gente de muchos lugares con gustos distintos o afines y muy variados puntos de vista, era lo de todos mis días. Se aprendió mucho pero lo dejé cuando entré a la universidad, curiosamente a estudiar Ciencia de la información bibliotecología. Accidentes, todos los tienen pero cada cuál ve cómo arreglárselas.

    Durante los años como estudiante de Ciencia de la información — Bibliotecología se vió y se pasó por todo. Buenos y no tan buenos docentes, brechas de conocimiento, cambios en los modos de hacer con o sin tecnología. Pasar de la prohibición en el uso de Wikipedia a citarla en los trabajos de último semestre… En fin. Entre estos cambios el que más recuerdo es el paso que dio la biblioteca Alfonso Borrero Cabal S.J. de restringir las redes sociales (desde 2007-8 o antes, que recuerde) a hacer convocatorias y promociones a través de las mismas del 2010-11 para acá… En realidad es muy poco tiempo; me preguntaba ¿sería una moda? si ahora todo se mueve por redes sociales, ¿por qué tardarían tanto? Lo curioso es que no fue la única, todavía hay bibliotecas que ni siquiera le brindan acceso a internet a una comunidad ¡por considerarlo un riesgo!

    Poco a poco las bibliotecas han ido adaptándose a los cambios que las tecnologías han traído, y aunque fue tardía mi amor hacia estos recintos, ya llegando al final de este capítulo quiero ocuparme más de la interacción entre las personas y la información y el fortalecimiento a estos espacios comunes y disponibles para toda persona curiosa y ávido de información y conocimiento. Las bibliotecas todavía tienen sus retos por superar y es necesario que toda la comunidad involucrada en ellas, desde los profesionales de la información hasta el más joven lector, piensen, interactúen y transformen estos espacios de encuentro e intercambio de saberes comunes. Y como se diría a trabajar y si es el caso ¡luchar por lo nuestro!

     

  • El porvenir de las bibliotecas colombianas

    Hace un tiempo departía con un colega y amigo sobre este instante como un momento en el que todo puede pasar en el medio de las bibliotecas colombianas. Cambios y llegadas de leyes que pueden o no afectar su labor, el papel de las tecnologías que permean las actividades cotidianas de las personas y cómo esto se ve, o no, en el qué hacer bibliotecario.

    Los temas nunca sobran y sería muy interesante poder discutirlos todos con muchas más personas, generando más ideas y nuevas discusiones. Esta vez me interesa hablar sobre los que puede pasar son la poca amparada legislación para bibliotecas en los temas sobre derechos de autor, el préstamo de materiales y el acceso a internet.

    En el primer caso, los derechos de autor, son un tema que ha rondado frecuentemente por este espacio pero que afuera son muy pocos los profesionales conocedores (entre los que me incluyo) y muy pocos los interesados en investigar y debatir este tema para lograr equilibrios entre la ley y la actividad bibliotecaria. Esto nos lleva a pensar sobre lo que pasa con los servicios de información que brindan las bibliotecas y lo que se comento anteriormente con el caso de la Biblioteca de la Universidad de los Andes y la ligereza con que se aborda el tema legal en otra biblioteca universitaria importante de la región.

    Se ha visto que los servicios de información pueden ser limitados por medio de acciones o notificaciones legales que los acusen de ser actos de piratería, así podría recordarse también la publicación que realizó Orlando Melo en su pagina web sobre el préstamo de material bibliográfico y la escandalosa nota de todos los derechos reservados en una de las recientes obras del afamado Gabo. No son problemas de hoy pero si no hacemos algo ¿qué será del mañana de las bibliotecas?

    Con respecto al impacto de la tecnología en el medio y los truenos y ecos de las leyes sobre internet. Para las bibliotecas los temas que pueden verse afectados y se creería deberían discutirse son todavía muchos. Qué será entonces del acceso libre a la información por parte de cada ciudadano, el deposito legal digital, la investigación y uno de mis favoritos, la formación de y para la comunidad, de ese aprendizaje que se adquiere fuera de la escuela y que muchas veces la biblioteca es un buen lugar para lograr buenos resultados; si se cuenta con el espacio, la información, la tecnología y los expertos que van y vienen con sus muchos y variados temas, como un usuario más.

    Bueno, para no extenderme tanto sabrán que hay mucha tela por cortar y también sería bueno pensar ¿qué puede ser cortado de esta voz del pasado si en algún momento todo lo que conocemos y usamos hoy se ve limitado y restringido en un mañana?

     

  • La Biblioteca: En construcción… constante

    Recientemente me he topado en la web con artículos que hablan sobre la muerte y el renacer de las bibliotecas, en estos tiempos con la llegada de los libros electrónicos y todos los demás cambios vistos en la era de lo digital. Se habla de brazos robóticos que suministran el material a los usuarios, sistemas de geoposicionamiento para libros y usuarios y descargas constantes de información a través de dispositivos móviles, un receso de lo físico y poca letra impresa… ¿y los bibliotecarios a un lado? Por supuesto que no.

    Lo que realmente me atrae son los títulos que llevan estos artículos: ‘They’ll be reborn’ What does the future hold for libraries? y el segundo In the future libraries may die, but they will be reborn. En ellos se menciona los posibles cambios que se le avecinan a las bibliotecas y como el rol del bibliotecario no desaparecerá, sólo cambiará de nombre pero su actividad seguirá, ahora más que nunca siendo apremiada. Evaluar y presentar la información pertinente y relevante para el desarrollo de las actividades de una persona o comunidad.

    Sinceramente no creo que las bibliotecas estén muriendo, me parece más que se debe (o debería) estar preparando para un cambio, una nueva etapa, cómo la imprenta lo fue alguna vez. Las tecnologías seguirán llegando como nuevas herramientas de construcción, las bibliotecas y bibliotecarios deberán estar atentos a aprovechar esas herramientas no como un fin sino como un medio para continuar con su labor, crear y mantener comunidad.

     

  • Open Access: La ruta dorada, sostenibilidad de las publicaciones científicas

    ¿Cómo se pueden financiar y sostener proyectos de acceso abierto? Esta pregunta, en cuanto a publicaciones, me ha dado vueltas en la cabeza. ¿Como financiar algo que se va a entender como gratuito? ¿Qué rentabilidad se va a tener?

    Pues bien, en lo primero en lo que no hay que pensar en lo que se hubiera hecho antes, en cómo hubieran resuelto años atrás las editoriales o autores este problema. Más que enfocarnos en los textos sobre el tema se debe pensar en el contexto; en lo que hay que centrarse es en que la sociedad y sus necesidades cambiaron por tanto las condiciones de sostenibilidad de proyectos lo hicieron también.

    Ya no es bueno fiarse de proyectos largos y densos con la expectativa de publicarlos alguna vez y esperar a que la gente se anime a pagar por el producto de tan extenso trabajo. Los procesos son más dinámicos, las investigaciones y sus resultados deben tener niveles fuertes de difusión en donde si no es el  producto lo  único que me garantiza la sostenibilidad es el papel de difusión del autor o autores a través de reuniones, incorporación a grupos de trabajo, creación de proyectos derivados o conferencias. Lo que puede potencializar la información y conocimientos de los artículos publicados en la transmisión tácita inalcanzable en los textos de este tipo. Es el valor agregado que quienes producen contenido pueden dar a los demás.

    O como bien escuché en alguna ocsción: «la gente no paga para acceder a los contenidos sino por crear conocimiento y generar habilidades…»

     

  • OA: Producción, difusión, producción de la información

    Toda buena intención tiene sus buenos obstáculos. Las instituciones, principalmente las educativas, se han preocupado por el fortalecimiento y motivación a las actividades de investigación dentro de la misma institución; una gran vía que facilita estos procesos se podría ver en el uso de repositorios de acceso abierto.

    Concuerdo con la opinión de @gaitandeomaha sobre la obtención de información completa y de calidad, pero ¿qué pasa con la producción de la misma? En países como el nuestro se ha optado por tomar una actitud de consumidores y más bien poco de prosumidores de información.

    A pesar de que han sido las instituciones educativas formales las que se han preocupado por que sus investigadores contribuyan con sus trabajos a la creación y mantenimiento de sus repositorios, también existen aquellos curiosos que han buscado un lugar en donde puedan incluir sus trabajos para que sea evaluado por sus pares y si es posible contribuir con la creación de nuevo conocimiento.

    Esta última iniciativa atrae un poco más mi atención, repositorios abiertos a cualquiera que tenga algo que mostrar y las ganas para desarrollar trabajos en conjunto con otros investigadores con las mismas inquietudes y casi que un mismo fin. Así no solamente la comunidad «tradicional» serán quienes se ocupen de crear y distribuir la información sino que se abre un espacio al margen de la formalidad académica para quienes quiera exponer sus ideas y contribuir al desarrollo de nuevas investigaciones, nuevas ideas y nuevo conocimiento.

    Ver además

  • Vías y movimiento del acceso abierto: Leve aproximación

    Por: qthomasbower

    Es curioso pensar en cómo se movía  la información científica hasta mediados del siglo pasado, según los relatos de un profesor formado en los primeros años de la Bibliotecología en Colombia, recuerda lo grato que era poder ir a congresos internacionales, a conocer más de las ideas de otros profesionales y por supuesto a conseguir correos postales para intercambiar mensajes entre colegas un par de veces al año, con la esperanza remota de organizar proyectos o generar conocimiento entre pares.

    Podrán imaginarse ahora por qué para las personas ya un poco mayores es tan impactante las actuales tecnologías de información y comunicación. Tecnologías que para nosotros son tan elemental y cotidianas.

    Acercandome un poco en el tema de Open Acces la idea que me queda es: si el conocimiento se construye a partir de las ideas (y con la ayuda) de otros ¿por qué restringir la difusión de artículos científicos con altos costos de acceso o por medio de licencias restrictivas que impidan el surgimiento de nuevo conocimiento a partir de trabajos e investigaciones ya elaboradas? Pues bien, Paul Ginsparg seguramente en algún momento se hizo una pregunta similar y creó uno de los primeros repositorios abiertos sobre información científica con el fin de facilitar el acceso y la comunicación de artículos entre pares, arXiv.

    La idea de crear un medio alternativos para la transferencia y comunicación de la actividad científica ha generado una ruptura con los mecanismos tradicionales, especialmente en las restricciones y licenciamiento, la mediación de las editoriales y la forma de evaluación y distribución de los contenidos. Mientras leía encontraba comentarios sobre el movimiento de acceso abierto (Open Acces) en donde comparaban su esencia con la naturaleza misma de internet. ¿Y por qué no? se imaginas redes de redes personas trabajando e interconectando temas comunes en pro de la creación de nueva información y conocimiento.

    Además de las ventajas en cuanto a comunicación y difusión a través de la web también se cuenta con un soporte legar que favorece los intereses del autor como también el de las demás personas interesadas en acceder, referenciar e incluso modificar los contenidos de los documentos bajo licencias flexibles como el caso de Creative Commons (más información aquí). Ahora, la tarea que tenemos por delante es perder la timidez y el miedo a compartir nuestras ideas con los demás, formar y formarnos en el uso de estos recursos con el fin de explotar y fomentar la creatividad en comunión.

  • Sobre espacios públicos e intervención

    JR-Art

    Cuando caminas sin afán por tu ciudad te das cuenta que las calles están repletas, que hay miles de personas con sus miles de cosas por hacer. Por lo general es lo que menos te importa. Cuando andas con calma por las calles notas en los otros actitudes similares, ves sus rostros y en ellos un poco de sus vidas casi que reflejada en la tuya; cuando caminas con calma, es fácil notarlo. Todos compartiendo un mismo espacio.

    ¿Pero qué pasa cuando es la ciudad quien te observa a través de los gestos de sus ciudadanos? pues bien, ese nuestro tema para esta entrada. Una de las exposiciones fotográficas más grandes del mundo a cargo del JR fotógrafo y artivista (Mezcla entre Activista y artista) francés.

    ¿Por qué digo que de las exposiciones más grandes del mundo? No más basta con ver sus obra. Montones de calles y casa empapeladas con los rostros de ciudadanos comunes y corrientes. No hay modelos, son sólo personas como ustedes o yo haciendo gestos frente a una cámara de 28 mm pero que a la vista es muy llamativo.

    A mi parecer es un buen ejercicio de reconocimiento con el otro, una muestra de ello se ve en la imagen a la izquierda. Fotografías de Palestinos e Israelíes sonriendo y haciendo todo tipo de gestos ante la cámara. Las imágenes fueron pegadas en el muro construido ilegalmente por los Israelíes. Si se detalla un poco ¿Cuál es la diferencia entre una y otra persona en las distintas imágenes?

    Otras reseñas sobre la obra de JR se pueden encontrar en este enlace en donde «empapelo» las fachadas de las favelas en Brasil. Para terminar un vídeo que sorprendió, no puedo decir más salvo dejarlo rodar.

    Más información aquí