Los Feos Somos Mucho Más Bonitos from Albeiro Toro Ayala on Vimeo.
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Los Feos Somos Mucho Más Bonitos from Albeiro Toro Ayala on Vimeo.
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Un álbum de fotografías familiares de principios de siglo XX, una libretica con dibujos de soldados participantes de la guerra de los mil días usada como diario de guerra, fragmentos de prensa de hace doscientos años. Pequeñas notas escritas a mano por alguna persona influyente en la vida social de una época lejana. Todos estos pueden ser algunos de los testimonios que han ido quedando a través del tiempo. Trozos de historias inconclusas que se deben ir hilando junto con otros fragmentos, piezas y vestigios dispersos por un país, una región o un continente. Todo, a pesar del tiempo, persiste en objetos físicos resguardados en bibliotecas, archivos museos o en el desván de alguna linda vivienda de estilo inglés en algún lugar.
Lo que alguna vez fue un objeto cotidiano, hoy es un fragmento de valor incalculable que nos da pistas para conocernos como sociedad. Hoy gran parte de nuestras actividades diarias están registradas y eso es algo interesante. Sin embargo todos esos documentos están resguardados en un entorno digital, inmaterial. Aparentemente de acceso personal, de algunos pocos o de todos, en cualquier momento y desde cualquier lugar. Aparentemente. Pero ¿qué pasaría si en algún momento en el futuro, todos los registros de nuestras vidas, todo lo que se almacenó en algún servidor en un país del norte deja de estar accesible para nosotros… sus dueños?
Dejar nuestros registros del mundo que conocemos en las plataformas gratuitas que nos ofrecen en la web hoy, puede verse como una práctica irresponsable, si esperamos que estos perduren para la posteridad; para que las generaciones venideras puedan darse una idea de nuestro qué hacer cotidiano en las puertas del siglo XXI.
Existen algunos aspectos que omitimos a la hora de utilizar algunos servicios en la web para conservar, de alguna manera, los distintos tipos de documentos que generamos día a día (textos, audios, vídeos, imágenes). Uno de los más preocupantes es ignorar que la mayoría de estos servicios son ofrecidos por empresas privadas y que como empresas buscan algún beneficio por su uso. Basta ver algunos de los términos y condiciones de uso de estos servicios para hacerse una idea.
Todavía tenemos la opción de almacenar todo en nuestros equipos y dejar de confiar un poco en los servicios web. Está bien, pero como se mencionó hace un par de semanas en la prensa, parece que una era oscura digital podría avecinarse, si no es que ya nos está pisando los talones. El avance y actualización tanto del software como del Hardware aumenta la obsolescencia de equipos y formatos ¿todavía puedes ver los vídeos familiares en Betamax de cuando chapoteabas en la piscina para niños o ver ese primer trabajo de universidad en una versión de Microsoft Word incompatible con la actual? Toda nuestra memoria digital podría terminar siendo bits inaccesibles agrupados en los discos de almacenamiento.
Por suerte no todo está perdido o por lo menos no por ahora. Desde hace algunos años se ha estado trabajando alrededor del mundo en esta preocupación y, por supuesto en nuestro país, con el Depósito digital de obras colombianas. Para más información pinchar aquí.
La pregunta sobre cómo debemos almacenar y conservar nuestra información, aunque es de interés general, es evidente que es una preocupación que le debe quitar el sueño a los profesionales de la información. Al fin de cuentas está claro que las distintas unidades de información en el mundo están tomando cartas en el asunto y algunas otras, si todavía no se han preguntado qué pasará luego de digitaliza sus colecciones, pronto deberán enfrentar esta situación y actuar.
Existen las preocupaciones pero también las oportunidades. La puerta está abierta para cuestionar, experimentar y proponer soluciones a la obsolescencia progresiva del software y hardware que podría crear una nueva brecha en el acceso a nuestros registros digitales y en consecuencia, a futuro, a las primeras décadas de memoria digital de la humanidad, por lo menos desde esta latitud.
Finalmente y recordando el dicho «como es en lo pequeño, es en lo grande» no está mal preguntarnos ¿cómo conservamos nuestra información digital en estos tiempos?
A propósito de Un día de furia
Basta entones situar un vigilante en la torre central y encerrar en cada celda a un loco, un enfermo, un condenado, un obrero o un escolar. Por el efecto de contraluz, se puede percibir desde la torre, recortándose perfectamente sobre la luz, las pequeñas siluetas cautivas en las celdas de la periferia. Tantos pequeños teatros como celdas, en los que cada actor está solo, perfectamente individualizado y constantemente visible. El dispositivo panóptico dispone de unidades espaciales que permiten ver sin cesar y reconocer inmediatamente. En suma, se invierte el principio del calabozo; o, más bien de sus tres funciones -encerrar, privar de la luz y ocultar-; no se conserva más que la primera y se suprimen las otras dos. La luz plena y la mirada de un vigilante captan mejor que la sombra, que en último término protegía. La visibilidad es una trampa. Michel Foucault
En Vigilar y castigar. Página 232.
Hoy nació el grupo de Proyectos Digitales de la Biblioteca Nacional de Colombia.
Durante el 2014 pasaron varias cosas interesantes, muchas muy efímeras y otras mucho más constantes y sonantes. En este periodo de inicio de año, época en la que se puede rumiar algunas de las tendencias que marcaron un poco el año pasado que se cruzaron con la bibliotecología en el país. Por supuesto este texto se limitará a un tema: makers y hackers en la biblioteca.
El tema llamó mi atención, particularmente, luego de encontrar variedad de textos vídeos y contenidos en algunos pequeños círculos de bibliotecólogos en el país, aunque el tema se extendió, por supuesto, a muchos otros sectores y grupos, en donde el uso de estos términos era constante y sonante.
Desde el inicio de año uno de los espacios más llamativos en donde se podría tener la esperanza de experimentar una posible adaptación de una actitud hacker o maker en Bogotá fue el Laboratorio de la Biblioteca Nacional de Colombia – LABN. En él se realizaron varias charlas sobre distintos temas y de vez en vez un taller práctico. Fuera de estas actividades, el laboratorio estaba abierto al público, en donde prestaban el espacio y equipos. Pronto la preocupación, por debajo de cuerda, parecía ser que cuando no habían eventos el espacio era visto como un café internet, una idea con la que nunca he estado de acuerdo cuando se señala a las bibliotecas. Siempre me ha parecido que en un café internet se tiene más libertad de acceso a la hora de navegar en la web.
También recordé una iniciativa que me pareció interesante aunque desafortunadamente no hice parte de ella, un blog colaborativo, que lastimosamente no está habilitado en el momento, Obturisti.co, que fue una iniciativa de Mauricio Fino en donde se comentó alguna vez desde este blog, con la participación de Brigitte Baptiste. Dándole vueltas a este asunto pensé que iniciativas de este tipo son una buena alternativa a espacios colaborativos del tipo Biblogtecarios o Infotecarios pero a un nivel más local, un buen medio de registrar la producción de contenidos digitales desde un punto geográfico «más íntimo».
A esto se le suma una presentación de Alejandro Piscitelli sobre bibliotecas y cultura maker referencia da al final de este post*. Con esto, se puede ver a mediados del 2014 una tendencia fuerte, no sólo en el campo de la bibliotecología, de explorar y comentar los espacios de trabajo colectivo presentándolos bajo una etiqueta de maker o hacker. Aunque también exista cierta preocupación sobre la manera en que los profesionales de la información y bibliotecólogos puedan hacer a partir de estas tendencias. Por ejemplo lo que se menciona en el post titulado «Estimado bibliotecario, ¿a qué juegan las bibliotecas?» (ver el enlace anterior), en donde se genera una nube de preguntas al rededor del tema, el conocimiento de los profesionales sobre el asunto y, por supuesto, ¿qué hacer para dejar de hacer lo que siempre hemos hecho y dar un paso adelante?
Una luz de bengala apareció en este camino luego de recordar haber visto el vídeo sobre la presentación, justamente en la Biblioteca Nacional de Colombia, sobre «Las Pata-Bibliotecas/Biblioteca» realizado el pasado mes de noviembre. En esta presentación se muestra una imagen de una biblioteca universitaria de 1610 que «de alguna manera podría representar la forma como los usuarios ven a los bibliotecólogos…» transcribiendo las palabras del ponente, pero ¡un momento! ¿es así como de alguna manera nos ven los usuarios o como de alguna manera nos vemos a nosotros mismos? En cualquier caso es un punto interesante de discusión y, que por supuesto, me llevó a una imagen de un par de siglos más adelante en donde se ve una biblioteca pero tal vez con otros ojos.

Del cajón de los recuerdos encontré esta imagen de un folleto que llegó de nuestro corresponsal en el congreso mundial de IFLA 2014 en Lyon, en donde se ve a las personas hablando, otras, al parecer, discutiendo y algo más de movimiento lejos de las estanterías estáticas. Una imagen muy diferente a las del siglo XV, pero también alejada de lo que parecemos representar actualmente, más allá de las etiquetas.
Entonces hasta este punto podríamos pensar en un nuevo nombre con el cual podemos llamar la transformación de las bibliotecas o podemos tomar la actitud de transformar las bibliotecas. Por supuesto se debe valorar todas estas iniciativas y tomarlas como un punto de partida, si bien ya se ha discutido (y por cierto, lo seguimos haciendo en esta entrada) por qué no pasar a la práctica, hacer un esfuerzo por dar el paso.
Tal vez uno de los mejores ejemplos venga de los lugares más inesperados y algo alejados del espacio físico que representa una biblioteca, una iniciativa que duro poco aunque se desarrolló de una manera muy intensa desde el corazón de los estudiantes de pregrado que se generó y avanzó en la iniciativa de crear un espacio de discusión en el laboratorio de Ciencia de la información y Bibliotecología de la Pontificia universidad Javeriana, denominado Tardes en el LabCi. Algunas de las sesiones fueron documentadas en este sitio.
De esta experiencia solo quedan algunas preguntas ¿Qué más y en qué otros lugares falta documentar las experiencias de este tipo? ¿qué tan constantes son? Bueno, las respuestas seguramente aparecerán mientras transcurre el año, sin embargo ¡se los advertimos! si estas iniciativas continúan, estamos prestos a colaborar en su desarrollo, por ahora es nuestra alternativa para dar ese «paso hacia adelante» sin la necesidad de renombrar la biblioteca, el espacio de construcción y recopilación de conocimientos y experiencias más antiguo que tenemos y trabajarlo como es: como La Biblioteca.
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* Actualmente el enlace que se presenta no conduce a ningún lugar, pero básicamente es una versión anterior a está otra presentación extraída de su página en Prezi en donde se refiere a la cultura maker dirigido a otro público.
En esta conferencia Miguel Ángel Rendón Rojas muestra que el objeto de estudio de la Bibliotecología no es la biblioteca, así como el objeto de estudio de la medicina no es el hospital.
Visita el canal del Instituto de Investigaciones Bibliotecológicas y de Información (IIBI) en Youtube para ver más videos de sus eventos.